Page 274 - La Penúltima Verdad - Philip K. Dick
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La penúltima verdad                           Philip K. Dick   274


              ‐Muy bien ‐asintió Lantano‐. Le espero a las nueve de la

           noche en mi residencia. A las nueve según mi hora local,


           naturalmente, que para usted serán...

              ‐Sé  hacer  los  cálculos  horarios ‐repuso  Foote‐.  Seré

           puntual.  Estoy  seguro  de  que  usted  sabrá  sacar  buen


           partido  de  esos  mapas  con  su  extraordinario  talento.

           Puede  enviar  a  sus  propios  robots  si  lo  desea,  o  si  no

           nuestra empresa puede...


              ‐Esta  noche  a  las  nueve  según  mi  reloj,  pues ‐dijo

           Lantano, cortando la comunicación.

              ‐¿A qué quiere ir? ‐preguntó Cencio a Foote tras una


           pausa.

              A lo que Foote repuso:


              ‐A implantar el monitor de video permanente.

              ‐Por supuesto ‐dijo Cencio, ruborizándose.

              ‐Vuelve a pasar esa secuencia de Lantano como hombre


           de mediana edad ‐le ordenó Foote, pensativo‐. Y pare al

           llegar donde parece más viejo. Hace un momento observé


           algo en él a través de la pantalla...

              Mientras instalaba de nuevo el equipo de aumento, la

           película, el animador y el proyector, Cencio preguntó:


              ‐¿Qué ha observado usted?

              ‐Pues me ha parecido ‐dijo Foote‐ como si al envejecer

           Lantano empezase a parecerse a alguien. No sabría decir


           a quién, pero se trata de alguien muy conocido.










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