Page 291 - La Penúltima Verdad - Philip K. Dick
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La penúltima verdad                           Philip K. Dick   291


           guerra alemán llamado Gestalt‐macher, que realiza dos

           misiones completamente distintas: primero, da muerte a


           su víctima instantáneamente y sin dolor, lo que hace el

           acto éticamente aceptable para la mentalidad alemana. Y

           luego deja una serie de...


              ‐Pistas ‐le interrumpió Adams‐. Ya lo sabía; habíamos

           oído hablar de ello. Sabemos que esa máquina existe en

           los  Archivos  de  Armas  Avanzadas  a  los  que,


           naturalmente, tan sólo Brose tiene acceso. Entonces, eso

           quiere decir que las ondas cerebrales del tipo alfa que el

           aparato  registrador  de  Verne  captó... ‐guardó  silencio,


           gesticulando con las manos‐ eran falsas. Fueron dejadas

           allí  deliberadamente  por  el  Gestalt‐macher.  Todas  las


           pistas  eran  falsas.  Esa  es  precisamente  su  misión,  dar

           pistas  erróneas  e  indicaciones  equivocadas.  ¿Acaso  las

           demás pistas... ?


              ‐Todas  apuntaban  a  Brose  como  el  culpable.  Webster

           Foote, que estará aquí dentro de pocos minutos, fue con


           los siete datos recogidos a la computadora de Moscú, que

           le dio también la ficha de Brose, lo mismo que hizo la

           Megavac  6‐V  basándose  en  el  único  dato  que  usted  le


           proporcionó. Pero con esto bastaba.

              ‐Eso quiere decir ‐comentó Adams con voz ronca‐ que

           no fue Brose quien mató a Verne, sino otro que no sólo


           quería  ver  muerto  a  Lindblom,  sino,  además,  hacernos

           creer que el asesino fue Brose. Un enemigo de Brose.







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