Page 356 - La Penúltima Verdad - Philip K. Dick
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La penúltima verdad Philip K. Dick 356
estaban esperando. La única señal que podíamos recibir
aquí abajo. El reinado de los hombres de Yance, el engaño
de aquellos trece años, o de cuarenta y tres si se tenían en
cuenta los Documentales de Fischer, había terminado.
Para bien o para mal.
Adams apareció a su lado y se detuvo un momento;
ambos permanecieron silenciosos hasta que Adams dijo:
‐Ahora todo depende de Runcible y de Foote. Quizá
puedan llegar a un acuerdo con Lantano para moderar
sus ímpetus y lograr lo que según la frase antigua se
llamaba en política un equilibrio de poder. Quizá lo
consigan recurriendo al Consejo de Reconstrucción para
que... ‐se encogió de hombros‐. Sabe Dios lo que pasará.
Espero que lleguen a un acuerdo. Estamos metidos en un
buen lío, Nick. Lo sé aunque no esté arriba para verlo; es
un lío terrible y lo será durante mucho tiempo.
‐Pero eso no impedirá que empecemos a salir ‐objetó
Nicholas.
A lo que Adams contestó:
‐Tengo ganas de ver cómo Lantano, o quienquiera que
sea ahora el amo del simulacro... tengo ganas de ver,
repito, cómo explicarán esos millones de hectáreas de
prados y arbolado. Eso encontrarán los que salgan, en vez
de inmensas extensiones calcinadas y radioactivadas.
Sonrió e hizo una mueca, cortada por un rápido tic;
docenas de ideas y sensaciones en conflicto, junto con
emociones cada vez más profundas y fuertes, cruzaron
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