Page 43 - Limbo - Bernard Wolfe
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Repentinamente una pared de fuego de tres
metros de ancho apareció en el borde de la jungla;
los habitantes del poblado suspiraron
aterrorizados: los árboles se desplomaban, y los
arbustos y enredaderas ardían en estallidos de
intensas llamas blancas. En un momento, como si
se hubiera accionado un interruptor, la pantalla
de fuego desapareció, y tras ella todos pudieron
ver que había sido horadado un túnel de tres
metros de ancho en la vegetación En el sendero
así abierto estaban los extranjeros.
Martine permanecía tendido en el suelo de
madera de su fortuito desván, con Ooda a su lado.
A través de una rendija de las tablas estudió a los
primeros hombres blancos que había visto en
dieciocho años. Era cierto, todo era cierto.
Llevaban pantalones cortos y camisetas con una
enorme «M» azul en su parte delantera, sus
miembros quedaban al descubierto. En vez de
brazos y piernas poseían extensiones
transparentes cuyas lisas superficies brillaban al
sol. Cada uno de aquellos miembros era una
maraña de varillas metálicas y bobinas, y
diseminadas por su interior había pequeñas
bombillas que se encendían y apagaban a medida
que el miembro se movía, lanzando destellos de
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