Page 104 - El Jugador - Iain M. Banks
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debía haber unas treinta personas‐‐, estaban sentados a
una enorme mesa rectangular de piedra en un balcón
desde el que se dominaba la cascada y sobre el que se
alzaban arcos de piedra adornados con enredaderas y
farolillos de papel que emitían una tenue luz suavemente
tamizada. Los músicos ocupaban todo un extremo del
balcón. Gurgeh vio tambores, instrumentos de cuerda y
de viento. Los músicos no paraban de reír y parecían
tocar más para sí mismos que en beneficio de los
invitados, y cada uno intentaba ir lo más deprisa posible
para que los demás no pudieran seguir el ritmo.
En el centro de la mesa había una especie de canal
lleno de ascuas al rojo vivo sobre el que se encontraba un
teleférico en miniatura provisto de cubetas que
transportaban trocitos de carne y verduras de un extremo
de la mesa a otro. Uno de los hijos de Hafflis se encargaba
de colocar las viandas en las cubetas y el más pequeño de
los hijos del anfitrión, que sólo tenía seis años, estaba de
pie al otro extremo de la línea y las iba sacando para
envolverlas en papel comestible y arrojarlas con un loable
grado de precisión a los invitados cada vez que éstos le
hacían señas de que querían comer algo. Hafflis tenía
siete hijos, lo cual era bastante raro pues normalmente la
gente se conformaba con engendrar y dar a luz un solo
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