Page 374 - El Jugador - Iain M. Banks
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‐‐Bueno, ¿qué te parece el lugar? ‐‐gritó Za.

                  ‐‐Está un poco lleno, ¿no?


                  ‐‐¡Pues tendrías que verlo un día de fiesta!

                  Gurgeh miró a su alrededor. Tenía la sensación de ser

            invisible, como si se hubiera convertido en un fantasma.


            Se había acostumbrado a ser el centro de la atención, un

            fenómeno al que todos contemplaban boquiabiertos con

            cara de asombro mientras procuraban mantenerse a una


            buena distancia de él; y de repente ahora se encontraba

            rodeado por personas que no se fijaban en él y apenas si

            le lanzaban alguna que otra mirada fugaz. Le empujaban,

            tropezaban con él, le apartaban y le rozaban sin que les


            importara lo más mínimo tocarle.

                  Y  había  tanta  variedad,  incluso  en  la  enfermiza  luz

            verde  mar  de  aquel  túnel,  tantos  tipos  físicos  distintos

            mezclados  con  los  azadianos  que  ya  se  estaba


            acostumbrando  a  ver...  Reconoció  a  unos  cuantos

            alienígenas  que  su  memoria  de  las  variedades  pan‐

            humanas encontró vagamente familiares, pero la mayoría


            eran  salvajemente  distintos  a  cuanto  había  visto  hasta

            entonces.  Gurgeh  pronto  perdió  la  cuenta  de  las

            variaciones              en       miembros,              estatura,           corpulencia,


            fisionomía  y  aparato  sensorial  con  que  se  fue

            encontrando durante aquel breve recorrido por el túnel.






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