Page 376 - El Jugador - Iain M. Banks
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de  madera  de  peldaños  bastante  anchos  pero  no  muy

            seguros  y  fueron  hacia  una  gruesa  puerta  también  de


            madera  protegida  por  una  reja  metálica  y  un  par  de

            siluetas de gran corpulencia. Una era un macho azadiano

            y  la  otra  pertenecía  a  una  especie  que  Gurgeh  no


            consiguió identificar. Za les saludó con la mano y la reja

            metálica  fue  subiendo  sin  que  ninguno  de  los  dos

            guardias  pareciese  haber  hecho  nada.  La  puerta  giró


            lentamente  sobre  sus  goznes,  y  Gurgeh  y  Za

            abandonaron la caverna llena de ecos para internarse en

            un  túnel  sumido  en  la  penumbra.  Las  paredes  estaban

            ocultas por paneles de madera y la gruesa alfombra que


            cubría  el  suelo  hacía  que  el  túnel  resultara  bastante

            silencioso,  sobre  todo  comparado  con  el  tumulto  de  la

            caverna.

                  Las luces de la  caverna  fueron desapareciendo a  su


            espalda  y  una  débil  claridad  color  cereza  empezó  a

            atravesar la capa de yeso tan delgada como una oblea que

            cubría  la  curvatura  del  techo.  Los  paneles  de  madera


            parecían bastante gruesos, eran oscuros como el alquitrán

            y estaban calientes al tacto. Gurgeh empezó a oír los ecos

            ahogados de la música por delante de ellos.


                  Otra  puerta;  una  mesa  en  una  pequeña  habitación

            donde dos ápices les contemplaron sin demasiado interés






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