Page 239 - La Nave - Tomas Salvador
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dolor.



               Dejó a Hipo con la palabra en la boca y se acercó a


            las sombras que temblaban en el rincón. Cierto, eran


            cautivos  kros.  No  le  reconocieron;  tenían  tanto


            miedo, estaban tan fuera de sus elementos como si


            hubieran metido la cabeza en un recipiente de agua.


            Uno  de  ellos  era  guardián;  lo  denunciaban  sus


            arreos militares; pero el otro era un ciudadano, de



            la  clase  superior,  ligeramente  amigo  suyo;  se


            llamaba Pal y era el consejero de Mei‐Lum‐Faro en


            cultivos hidropónicos.



               —¡Pal...! —le llamó—. ¿No me conoces?



               El bros le miró con una expresión de estupor en el


            rostro que hacía daño.



               —¡Pal...! Recuerda; soy Shim... ¿estás herido?


               No obtuvo tampoco respuesta. Se volvió a Hipo.



               —¿No tienes una droga que le haga hablar?



               —Mejor es que le dejes en paz. Pertenece a Kalr. El


            guardián tenía clavada una varilla en un hombro y


            chorreaba  sangre  a  lo  largo  del  cuerpo.  Con  las



            pupilas terriblemente dilatadas, permanecía rígido,


            pero tambaleante, produciendo la impresión de que


            bastaría un soplo para derribarle.



               —Cura a este hombre, Hipo.



               El aludido negó con la cabeza.



               —No  hace  falta.  No  es  de  los  nuestros,  y  mis


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