Page 240 - La Nave - Tomas Salvador
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mujeres trabajan mucho para destilar las plantas.
Además, Kalr lo querrá mejor sin sangre.
—No te comprendo.
—Los cuerpos desangrados son más tiernos y...
Estaba sudando y tenía frío; apenas pudo
preguntar:
—¿Quieres decir que Kalr se come a otros
hombres?
Hipo, inquieto, temiendo haber ido demasiado
lejos, se retorcía, deseando escapar.
—¡Oh, no, Shim; no he querido decir eso! La
familia Kalr come y bebe lo mismo que nosotros,
claro que sí; pero algunas veces, sus símbolos...
¡Cuernos; Ylus, explícaselo tú!
—No me hacen falta más explicaciones. Hipo...
Quita el hierro a ese guardia y córtale la
hemorragia.
Hipo, aliviado por el nuevo sesgo de la
conversación, rió brevemente y se volvió a negar.
—No curo a mis enemigos.
La cámara estaba en silencio; hasta los heridos
reprimían la respiración, perplejos por la extraña
situación. Comprendió que Hipo, en su cámara de
curas, estaba dotado de una doble autoridad: la que
le confería su título de padre de la familia, y la que
impartía la misma necesidad que de él sentían. No
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