Page 250 - La Nave - Tomas Salvador
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—Un guerrero debe tener ojos para ver y cabeza


            para pensar.



               Kalr meditó sobre aquello.



               —Tienes  razón.  ¡Bah!  Lo  arreglaremos  en


            seguida... ¿Qué prefieres, un niño o una mujer?



               —Tráeme a Alan.



               —Está muy lejos. Confórmate con uno de los míos.



               Y  mandó  a  buscarle.  Gruñó  una  orden  y  un


            guerrero le trajo un extraño y sencillo aparato.


               —¿Sabes qué es esto?



               —No.



               —¿Lo tienen los kros?



               —No recuerdo. Creo que no.



               —Dices bien: no lo tienen. Es una idea mía.



               Regresó  el  guerrero  con  un  niño,  un  muchacho


            impertinente, que dijo nada más verle:



               —¡Es un kros...!



               —Eso no te importa —instruyó Kalr—. No tiene


            manos y tú tienes que darle de comer y beber. Y


            acercarle las cosas que te pida.



               —Yo soy un guerrero, no un servidor —repuso el


            chico.



               Kalr,  orgulloso,  le  miró  como  pensando:  «¿Has


            visto  qué  muchachos  los  de  mi  familia?»  Pero  en


            uno  de  sus  característicos  cambios  de  rumbo,  le



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