Page 252 - La Nave - Tomas Salvador
P. 252

Levantó el instrumento, apoyando una punta en el


            pecho; maniobró en el resorte y la varilla de metal


            salió  lanzada  hacia  una  pared,  rebotó  en  ella  con


            estrépito y cayó al suelo.



               Kalr volvió en seguida la cabeza, para ver el efecto


            que  le  había  producido.  Y  no  debió  de  quedar


            defraudado,  porque,  verdaderamente,  sufrió  una


            impresión muy intensa. Recordó inmediatamente al



            guardián  kros,  con  una  varilla  clavada  en  un


            hombro  y  todo  el  horror  de  la  invención  se  le


            presentó  en  toda  su  intensidad.  Recordó  sus


            anotaciones en el Libro: «Los wit han descubierto la


            manera de arrojar objetos...»



               —Ylus  y  los  demás  imbéciles  creen  que  no  soy


            capaz  de  tener  ideas.  Ahí  tienes  la  prueba  de  lo


            contrario. Ésta es un arma destinada a cambiar el


            curso de la Historia... ¡Y es idea mía...!



               —Hazlo otra vez, Kalr.



               —Te ha gustado, ¿eh?



               Repitió  la  maniobra  y  otra  varilla  rebotó  en  la


            pared.  Era,  desde  luego,  un  arma  terrible.  Los


            guardianes kros iban armados de lanzas, espadas y


            porras. Si el bruto e impaciente Kalr armaba a sus



            guerreros con aparatos semejantes, podría invadir


            la parte superior y ahogar en sangre al pueblo kros.


            Ylus no había calibrado bien al guerrero.



               —Es magnífico, y tú eres un gran guerrero, Karl —

                                                                                                           252
   247   248   249   250   251   252   253   254   255   256   257