Page 259 - La Nave - Tomas Salvador
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y ha luchado contra el ciego impulso de los metales,
y ha querido que su brazo fuera más largo y más duro;
lo ha querido y así fue.
Eran siete las familias de los pueblos olvidados,
de los wit envilecidos en sus cavernas de acero,
de los blancos arropados en sus negras vestiduras.
Y de todas las familias, ninguna como la nuestra,
y ningún padre de las tribus tan osado como Kalr.
Ha llevado a su familia tan cerca de las fronteras
que ya vemos el temblor de las luces enemigas
y escuchamos el suspiro de sus hombres aterrados;
hemos dejado muy lejos los oscuros agujeros
donde los wit padecieron,
y ahora estamos cerca de los sueños que soñamos
en las noches en que hubimos de dormir en las tinieblas.
Los instantes de los kros están contados
y será Kalr el que nos diga, a nosotros, sus soldados
valerosos, el momento del asalto, el momento de la
muerte.
El resorte de la muerte lanzará nuestros aceros
más allá de nuestros brazos.
El rojo licor de las venas enemigas teñirá
nuestras sandalias; dormiremos en el lecho de las bellas
enemigas
y morderemos los pechos que tantas veces soñamos.
La victoria es del valiente que la humilla,
recuerda, Kalr, y no olvides el nombre de los hombres
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