Page 273 - La Nave - Tomas Salvador
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los padres de las familias y hasta Ylus dice que eres
un mensajero. ¿Quien eres, Shim?
—Yo, Abul, estoy aquí para que mi destino se
cumpla. Lo malo es que no sé cuál es mi destino.
Búscame a Ylis, y que nadie lo sepa.
Abul, acostumbrado a la obediencia, salió de la
cámara.
Al quedar solo se colocó la veste, cosa nada difícil,
porque únicamente debía meterla por la cabeza y
dejar que resbalara. La sandalias tampoco ofrecían
dificultad..., excepto que alguien, seguramente Sad,
las había escondido. Podía prescindir de ellas.
Procuró levantarse y caminar. Los primeros pasos
motivaron agudas protestas de sus nervios y
huesos. Descubrió la jarra de la bebida y bebió hasta
saciarse, dándose cuenta después de que había
asido la jarra sin prevención y casi normalmente.
«Me voy acostumbrando», pensó. Paseó un poco
hasta que el ejercicio y la bebida amortiguaron
considerablemente sus molestias.
Abul penetró en la estancia, seguido de cuatro
muchachos más, casi adultos.
—¿Ylis?
—Ése soy yo —dijo uno.
—¿Recuerdas dónde me encontraste?
—¡Oh, sí! Fue cerca de las buromáquinas y más
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