Page 302 - La Nave - Tomas Salvador
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—No me hables alto, Shim; no olvides que soy el
padre de la familia —gruñó Brisco.
—Está bien, callaré.
—¡No! Espera, Shim. Tú eres mi padre, mi
hermano, mi hijo...
—¿Cuál es la magia?
—¿Por qué tienes tanta prisa?
—No la tengo. La tienes tú. De un momento a otro
vendrán las familias...
—¡Es verdad! ¿Qué puedo hacer, Shim?
—Decirme de una vez lo que a ti te dijo tu padre.
—Es un secreto. No puedo decirte los secretos de
la familia.
—Yo tengo, Brisco, secretos mejores que los tuyos.
Me voy con Sad, padre de la familia, y luego me iré
con Ylus.
Poco después acudió Brisco a la cámara,
completamente deshinchado.
—Mi padre me dijo —comenzó de mala gana—
que esta cámara tiene chispas de colores. El techo y
las paredes se queman sin quemarse, y se vuelven
azules y luego color de tierra y muchos otros
colores, como los que tienen algunas cámaras...
Intentó recordar furiosamente; la cámara ovoide,
indudablemente, no era residencia, ni almacén, ni
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