Page 354 - Triton - Samuel R. Delany
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primera vista: estaban impresas en negrita.
Los lacayos, en las cuatro esquinas de la estancia, se
habían sentado ante pequeñas mesas desplegadas de la
pared. ¿Mesas? ¿Sentarse? Aquello era extraño. ¿Para
qué servía un lacayo si no permanecía de pie, fuera él o
ella?
La estancia se bamboleó. Las cortinas ondularon.
Tocó el brazo de la Púa.
—Creo que estamos de camino...
Ella alzó la vista, miró a su alrededor y se echó a reír.
Se sacudieron, se bambolearon. En una de las ventanas,
una oscuridad, nubes o montañas, se movía.
—¡Esta cosa debe datar de cuando se controló por
primera vez la gravedad! —exclamó ella—. ¡Dudo de
haber estado nunca antes en un medio de transporte tan
viejo como éste! —Apoyó una mano sobre la de él,
apretó.
Unos momentos más tarde estabilizaron su rumbo; el
bamboleo cesó. Como si aquello fuera una señal, uno de
los lacayos se levantó, caminó hacia ellos, pisando
cuidadosamente por entre los almohadones, se detuvo
ante ellos, inclinó la cabeza y preguntó:
—¿Desean beber algo antes de cenar...?
Y, por un horrible momento, Bron se dio cuenta de
que no podía recordar el nombre de aquella carísima
bebida! Lo que acudía a su mente era el nombre de
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