Page 359 - Triton - Samuel R. Delany
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cruzando sus pies desnudos sobre los almohadones ante

           ella—, la actuación...


                Tres veces (Bron temió cada una de ellas), los otros

           tres lacayos les ofrecieron (a la Púa le gustaba el Néctar

           de Flores Doradas..., bueno, a él le gustaba también. Pero


           no  era  ése  el  asunto)  otra  bebida,  la  segunda  con  las

           tradicionales  nueces,  la  tercera  con  pequeños  frutos:


           olivas,  que  recordó  como  la  marca  distintiva  de  los

           mejores  lugares.  Les  ofrecieron  tres  tipos  también:

           negras, verdes y amarillas. Se sintió impresionado, y eso


           lo  deprimió  aún  más.  El  trabajo  del  cliente  era

           impresionar, no ser impresionado. El trabajo del cliente

           era supervisar los efectos, controlar, dirigir la excelencia


           de la actuación. Su lugar (el de ella, el de él) no era, en

           este punto, dejarse arrastrar. Con la siguiente bebida les

           fue ofrecida una bandeja de pescaditos y exquisiteces de


           carne,  servidos  sobre  sabrosas  bases  de  pasta.  Con  la

           última les fueron ofrecidos dulces, que Bron rechazó.


                —Después —le explicó a la Púa— probablemente nos

           ofrecerán algunas exquisiteces increíbles, de modo que

           podemos pasar de éstas con toda tranquilidad.


                Ella asintió apreciativamente.

                Luego vieron luz a través de la ventana. Excitada, la


           Púa se inclinó contra él para mirar. La estancia empezó a

           sufrir sacudidas y bamboleos. Bruscamente, todo cesó:

           habían  aterrizado.  La  pared‐rampa  acolchada  en  felpa




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