Page 367 - Triton - Samuel R. Delany
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—Tú eliges...

                —Oh, bueno, yo... Quiero decir, no sé lo que... Bueno,


           ¿no podríamos tener todas cuatro? ¿O eso sería...? —Miró

           interrogativamente a Bron.

                —Se puede... —El mayordomo sonrió.


                —Pero  creo  —dijo  Bron—  que  tal  vez  sea  un  poco

           aturdidor.  —(Ella  era  encantadora...  ¿Todos  cuatro?


           ¡Estupendo, de veras!)—. Nos quedaremos con la tierra,

           el aire y el agua; y dejaremos el fuego para otra ocasión.

           —Miró a la Púa—. ¿Te parece bien?


                —Oh, por supuesto —dijo ella rápidamente.

                —Muy bien entonces. Síganme por aquí.

                Y  estuvieron  más  allá  de  las  columnas.  El


           mayordomo,  decidió  Bron,  aunque  agradable,  se

           limitaba  a  las  puras  necesidades.  Aquellos  pequeños

           extras           de         personalidad                 y        entusiasmo                 que


           individualizaban el trabajo, la velada, la experiencia («...

           cosas  por  las  que  nunca  puedes  pagar,  pero  que  sin


           embargo pagas», como le había dicho en una ocasión otra

           dienta  inspirada),  faltaban.  Por  supuesto,  era  algo  que

           podías           conseguir               por         ti      mismo             revisitando


           frecuentemente un lugar así..., no siendo un turista. Pero

           Bron estaba seguro de que parecía acostumbrado a esos


           lugares; y la evidente cualidad neófita de la Púa ante todo

           aquello hubiera debido de provocar alguna reacción más

           humana. Ciertamente, parecían dispuestos a volver.




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