Page 464 - Triton - Samuel R. Delany
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la cabeza—. ¡Confusión...! ¡Valentía en tiempo de crisis!

           —Miró a Bron—. Yo nací en Sudáfrica. No me gustaba.


           Me marché de allí. No tenía intención de volver. ¡Pero eso

           no les da derecho a ir y simplemente quemarlo todo! Oh,

           sé  que  no  se  supone  que  uno  deba  hablar  de  cosas


           embarazosas  como  de  dónde  procede.  Sueno  como

           cualquier loco político del n‐r, hablando de mis orígenes.


           ¡Pero ellos siguen sin tener derecho! —Se inclinó hacia

           delante  y,  con  un  barrido  de  la  mano,  recogió  varias

           piezas  dispersas—.  Siguen  sin  tenerlo...  ¡Un  setenta  y


           cinco por ciento! Tú estuviste hace muy poco en la Tierra.

           Supongo  que  en  algún  momento,  en  algún  lugar,

           conociste  a  alguien...,  sólo  una  persona  que  te  cayera


           bien, o que despertara en ti algún sentimiento..., negativo

           o positivo, no importa. Las posibilidades ahora son de

           tres  sobre  cuatro  de  que  esa  persona,  en  las  próximas


           setenta y dos horas, muera. En la confusión. Y, cuando

           hayan muerto, simplemente estarán tan muertas como


           esos dos muchachos al otro lado del pasillo... ¡No, no te

           preocupes  por  ésos!  Yo  puedo  ocuparme  de  ellos.

           ¡Simplemente cruza el pasillo y comprueba lo muertos


           que están!

                Pero Bron no había hecho intención de arrodillarse.


           Mientras contemplaba la estrujada carta aún en su puño,

           una imagen de la Púa, en la Tierra, «en la confusión», le

           había  golpeado  tan  vividamente  como  una  escena




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