Page 162 - Anatema - Neal Stephenson
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la sangre de la barbilla y los labios de Arsibalt. En todo
momento se estuvieron valorando mutuamente, como si
compitiesen por determinar cuál era la científica y cuál el
espécimen. Cuando recuperé el sentido común y se me
ocurrió presentarlas, cada una sabía tanto de la otra que
los nombres apenas importaban.
Cord se sacó de otro bolsillo un complejo objeto de metal
plegado sobre sí mismo. Lo transformó en unas tijeras en
miniatura, que empleó para cortar los cordoncillos que
colgaban de la nariz de Arsibalt.
Sur Ala era una persona tan mandona y tan severa que,
hasta este momento, había temido que ella y Cord fuesen
a pelearse como gatas en un saco. Pero, cuando vio los
absorbedores empapados de sangre, le dedicó a Cord una
sonrisa de felicidad que Cord le devolvió.
Sacamos a Arsibalt de allí a la fuerza, ocultando la
carnicería bajo una enorme túnica escarlata, y llegamos a
Provenir con sólo unos minutos de retraso. Fuimos
recibidos por risitas nerviosas de los que supusimos eran
extramuros borrachos. La mayoría de esos bobos eran
visitantes de Apert, pero oí bromear incluso a los
Milésimos. Había supuesto que Jesry y yo tendríamos que
realizar la mayoría del trabajo pero, por el contrario, Lio y
Arsibalt empujaron con más fuerza de lo habitual.
Tras Provenir, el Guardián Fensor atravesó el presbiterio
y cruzó nuestra pantalla para hablar con Lio y Arsibalt.
Jesry y yo nos mantuvimos aparte. Cord se quedó cerca y
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