Page 27 - Anatema - Neal Stephenson
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—… a algo, no capta lo que es importante para mí.
Preciso de algo que lo capte con todos los sentidos, le dé
vueltas mentalmente y luego lo exprese con palabras.
—Palabras —repitió el artesano, y luego miró
directamente la Biblioteca—. Mañana no vendré yo,
vendrá Quin —anunció, para luego añadir un tanto a la
defensiva—: Yo tengo que contraamortiguar el nuevo
recompensador clanex… En mi opinión, el árbol de
abanico empieza a tener mal aspecto.
—No he entendido absolutamente nada —se maravilló
Orolo.
—No importa. Podéis hacerle a él todas las preguntas.
Posee el don del parloteo. —Y por tercera vez en otros
tantos minutos, el artesano miró a la pantalla de su cismex.
Habíamos insistido en que desactivase todas sus
funciones de comunicación, pero seguía sirviéndole como
reloj de bolsillo. No parecía haberse dado cuenta de que a
plena vista, en la ventana, había un reloj enorme.
Puse el punto final a la frase y miré hacia un estante,
porque temía que mi expresión fuese de diversión. Algo
en su forma de decir «mañana no vendré yo, vendrá Quin»
había puesto en evidencia que era una decisión tomada
sobre la marcha. Probablemente fra Orolo también se
habría dado cuenta. Si cometía el error de mirarle me
echaría a reír, y él no.
El reloj anunció Provenir.
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