Page 31 - Anatema - Neal Stephenson
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y  pensado  cosas  interesantes…  o,  si  no,  representaban


          arquetipos: el Deólatra, el Fisiólogo, el Burgo y el Imizar.

          Si  alguien  me  lo  hubiese  preguntado,  podría  haberle

          explicado  como  una  cuarta  parte  de  ellos.  Algún  día


          podría explicarlos todos.

            La  luz  del  sol  daba  de  lleno  en  el  jardín  del  Claustro,

          donde el césped y los senderos de gravilla se alternaban


          con  matas,  setos  y  algún  árbol.  Me  eché  la  mano  al

          hombro, atrapé el extremo del paño y me lo pasé por la

          cabeza. Tiré de la mitad del paño que colgaba por debajo


          del cordón, de forma que el borde deshilachado barriese

          el suelo y me cubriese los pies. Metí ambas manos en los


          pliegues de la cintura, justo por encima del cordón, y pisé

          la hierba. Era de un verde pálido y picaba, porque había

          hecho calor. Al salir al cielo abierto, miré la esfera sur del


          reloj. Faltaban diez minutos.

            —Fra Lio, dudo que la bayacorte se encuentre entre las


          Ciento Sesenta y Cuatro —dije, refiriéndome a la lista de

          plantas que se estaba permitido cultivar según la Segunda

          Nueva Revisión del Libro de la Disciplina.


            Lio  era  más  robusto  que  yo.  De  joven  había  sido

          regordete,  pero  ahora  era  simplemente  sólido.  Estaba

          agachado  en  una  parcela  de  tierra  a  la  sombra  de  un


          manzano,  hipnotizado  por  el  suelo.  Se  había  pasado  el

          extremo de su paño alrededor de la cintura y por entre los

          muslos, formando el nudo básico de modestia. El resto lo


          había enrollado formando un cilindro apretado que había



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