Page 37 - Anatema - Neal Stephenson
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esferas habían sido construidas en distintas épocas, y cada


          una indicaba la hora de forma diferente. Pero las cuatro

          estaban  conectadas  al  mismo  mecanismo  interno.  Cada

          una marcaba la hora, el día de la semana, el mes, la fase


          lunar,  el  año  y,  para  los  que  sabían  leerlos,  un  buen

          montón de arcanos cosmográficos.

            El Præsidium se alzaba sobre cuatro pilares y en casi toda


          su altura era de planta cuadrada. Sin embargo, no muy por

          encima de las esferas, las esquinas formaban un octaedro

          y, poco más arriba, el octaedro se convertía en un poliedro


          de  dieciséis  lados,  y  más  arriba  todavía  en  un  cono.  El

          techo del Præsidium era un disco o, más bien, una lente


          ligeramente convexa para evitar que se acumulase el agua

          de  lluvia.  Soportaba  los  megalitos,  bóvedas,  ático  y

          torretas  del  astrohenge,  que  impulsaba,  y  recibía  el


          impulso, del mismo mecanismo que movía las esferas.

            Bajo cada una de las esferas había un campanario, oculto


          por celosías. Bajo los campanarios, la torre se afianzaba

          disparando  hacia  abajo  arcos  de  piedra  llamados

          arbotantes,  que  encontraban  apoyo  en  el  centro  de  los


          chapiteles  de  cuatro  torres  exteriores,  más  cortas  y  más

          achaparradas que el Præsidium, pero construidas más o

          menos  siguiendo  el  mismo  modelo.  Las  torres  estaban


          unidas  entre  sí  por  arcos  y  celosías  que  se  tragaban  la

          mitad inferior del Præsidium y formaban la planta ancha

          de la Seo.







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