Page 38 - Anatema - Neal Stephenson
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La Seo tenía techo de piedra abovedado. Sobre la bóveda
se había construido un techo plano, encima del cual
estaban los dominios del Guardián Fensor. El patio
interior, que rodeaba el Præsidium, estaba techado,
amurallado y dividido en almacenes y sedes, pero su
perímetro era un pasaje abierto por el que los centinelas
Fensores podían en unos pocos minutos dar una vuelta
completa a la Seo, viendo el horizonte en todas direcciones
(excepto allí donde se lo impedía un arbotante, pilar,
chapitel o pináculo). Esa cornisa se sostenía sobre docenas
de refuerzos muy cercanos que se curvaban hacia arriba y
hacia fuera para formar los muros de abajo. El extremo de
cada refuerzo servía como agarre para una gárgola
eternamente vigilante. La mitad de ellas (las gárgolas
Fensoras) miraban hacia fuera, la otra mitad (las gárgolas
Regulantes) doblaban sus cuellos escamosos y dirigían sus
orejas puntiagudas y ojos entrecerrados hacia el concento
que se veía abajo. Encajados entre los brazos y cubiertos
bajo el camino de los centinelas se encontraban los bajos
arcos cenobíticos de las ventanas del Guardián Regulante.
Había muy pocos lugares del concento que no se pudiesen
vigilar desde al menos una de esas ventanas… y,
evidentemente, los conocíamos todos de memoria.
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