Page 170 - Las Naves Del Tiempo - Stephen Baxter
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Por tanto, navegamos a través de la gran catedral


            del  espacio  interplanetario  con  mucha  facilidad.


            Comencé a sentirme como si no tuviese cuerpo, y

            se apoderó de mí una sensación de independencia


            y  despreocupación.  No  era  como  un  viaje,  ni


            siquiera —después de las primeras horas— como


            una  pesadilla;  más  bien,  me  sentí  como  si

            durmiese.













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                          MI RELATO DEL FUTURO LEJANO





            Durante nuestro segundo día de viaje, Nebogipfel

            me  preguntó  nuevamente  por  mi  primer  viaje  al


            futuro.


            —Pudo  recuperar  su  máquina  de  manos  de  los


            Morlocks  —empezó—,  y  se  adentró  más  en  el

            futuro de aquella historia.


            —Durante un tiempo simplemente me aferré a la


            máquina  —recordé—,  de  la  misma  forma  que

            ahora  me  agarro  a  estas  barras,  sin  preocuparme


            demasiado de adónde iba. Finalmente me obligué


            a mirar los indicadores cronométricos, y descubrí


            que las manecillas corrían, con gran rapidez, hacia

            el futuro.








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