Page 398 - Las Naves Del Tiempo - Stephen Baxter
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¡Éste  está  lejos  de  ser  un  lugar  seguro,


                  profesor!


                  —Oh,  les  envidio,  por  supuesto  —dijo

                  Gödel—. Dejar este mundo desgraciado con


                  su desgraciada guerra...


                  —Entonces  venga  con  nosotros  —dije—.


                  Busque el Mundo Final del que me habló...

                  —Tengo  mujer  —dijo.  Su  rostro  era  una


                  mancha pálida a la luz de la vela.


                  —¿Dónde está?

                  —La  perdí.  No  pudimos  huir  juntos.


                  Supongo  que  está  en  Viena...  No  puedo


                  imaginar que la dañasen, o la castigasen por


                  mi huida.

                  Había  una  pregunta  en  sus  palabras,  y


                  comprendí que aquel hombre perfectamente


                  lógico  me  estaba  pidiendo,  en  el  momento

                  más extremo, que le diese la seguridad más


                  ilógica.


                  —No —dije—,estoy seguro de que ella...


                  Pero  nunca  acabé  la  frase,  ya  que  —sin  ni

                  siquiera  un  silbido  de  advertencia  en  el


                  aire— otro proyectil cayó, ¡y aquél fue el más


                  cercano de todos!

                  Como  un  trozo  de  tiempo  congelado,  el


                  último  parpadeo  de  la  vela  me  mostró  el


                  derrumbe  de  la  pared  oriental  del  taller.


                  Simplemente eso; pasó de ser una superficie

                  plana y suave a convertirse en una nube de


                  fragmentos y polvo en un latido.



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