Page 111 - El Señor De La Luz - Roger Zelazny
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tres docenas de hombres, que partieron tras el desayuno
hacia distintos puntos de la ciudad.
El príncipe celebró consejo con su médico, Narada.
–Si he juzgado mal la clemencia del Cielo –dijo–, entonces
estoy realmente maldito.
Pero el médico sonrió y respondió:
–Dudo que la hayas juzgado mal.
Y así pasaron de la tranquila mañana a la tranquila parte
central del día, mientras el Puente de los Dioses se reflejaba
dorado sobre ellos.
Cuando los otros se despertaron se ocuparon de sus res‐
pectivas resacas. Al Shan le fue administrado un posthip‐
nótico y fue enviado con seis miembros del acompaña‐
miento de Siddhartha al Palacio de los Maestros. A sus fa‐
miliares se les aseguró que seguía durmiendo en los apo‐
sentos del príncipe.
–Nuestro mayor riesgo en este punto –dijo el médico– es
el Shan. ¿Será reconocido? Los factores a nuestro favor es‐
triban en que es un potentado menor de un reino distante,
lleva muy poco tiempo en la ciudad, ha pasado la mayor
parte de ese tiempo con sus parientes y aún no se ha pre‐
sentado a su propio juicio. Los Maestros, además, descono‐
cen todavía tu auténtica apariencia física.
–A menos que haya sido descrito a ellos por el Brahma o
su sacerdote –dijo el príncipe–. Por todo lo que sé, nuestra
conversación puede haber sido grabada y la cinta enviada
a ellos para identificación.
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