Page 268 - LIBRO DE ACTAS-II-JORINVEDUC-2016
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estratégicamente  el  conocimiento  académico  y  práctico  para  apoyar  el  aprendizaje  de  los
                 estudiantes residentes en relación a cómo llevar a cabo determinadas prácticas. Ken Zeichner dice:

                        Es muy común para los maestros/as cooperantes, con los que los estudiantes trabajan durante
                 sus estancias en las prácticas, conocer muy poco sobre los temas  específicos de los métodos y las
                 asignaturas fundamentales que los estudiantes han completado en el campus, y los que enseñan en las
                 asignaturas del campus frecuentemente saben muy poco de las prácticas específicas utilizadas en las
                 clases en las que los estudiantes están destinados. (2010:128).

                        En esta línea, Perrenoud plantea la necesidad de una asociación sólida entre el instituto de
                 formación  docente  y  el  terreno  entendiendo  que  cada  uno  posibilita  experiencias  formativas
                 diversas,  compartiendo  los  mismos  objetivos,  por  lo  cual,  todos  los  profesores  involucrados  son
                 igualmente responsables de la articulación teórico-práctica (2001:12). Existe así, una tarea y una
                 responsabilidad compartida entre profesores formadores y coformadores, pues el trabajo de ambos
                 es una actividad docente desarrollada por sujetos cuyo campo identitario se construye alrededor
                 de los procesos formativos de los futuros docentes.


                 Marco Metodológico.

                        El  trabajo  se  inscribe  en  una  perspectiva  epistemológica  interpretativa,  por  cuanto  se
                 pretende  comprender  los  significados  que  los  sujetos  atribuyen  a sus  acciones  e  interacciones
                 dentro  de  un  contexto  socio-histórico  determinado.  En  tal  sentido,  se  opta  por  la  Metodología
                 Cualitativa de la investigación.

                        El presupuesto fundamental de las metodologías cualitativas es que los fenómenos sociales
                 son  distintos  a  los  naturales  y  no  pueden  ser  comprendidos  en  términos  de  relaciones  causales
                 mediante la subsunción de los hechos sociales a leyes universales, porque las acciones sociales están
                 basadas e imbuidas de significados sociales: intenciones, actitudes y creencias  (Fielding, 1986 en
                 Vasilachis, 1992). Esta afirmación remite al postulado de la tradición interpretativa referente a la
                 resistencia a la “naturalización” del mundo social.

                        En esta línea, Sirvent señala que, se busca comprender las acciones de un individuo o de un
                 grupo insertas en una trama de la totalidad de su historia y de su entorno social. Se opera en un
                 proceso en espiral de combinación de obtención de información empírica y análisis (2006: 24). Desde
                 esta  lógica  y  tal  como  lo  señala  Elena  Achilli  (1992),  la  problemática  y  los  objetivos  de  la
                 investigación  se  van  afinando  a  partir  de  “dialectizar”  permanentemente  los  referentes
                 conceptuales con la información empírica. En este sentido, la hermenéutica posibilita significar-
                 resignificar los hechos sociales, construyendo conceptos que son construcciones de segundo orden,
                 pues  el  investigador  también  es  un  ser  significante.  De  esta  manera,  se  conforma  una  lógica
                 sustentada  en  la  no  disyunción  entre  los  procesos  de  acceso/recolección/construcción  de  la
                 información y de los análisis interpretativos de esa información. Dentro de ese proceso recursivo
                 la  información  es  sometida-  desde  determinada  conceptualización-  a  análisis  crítico,  a
                 contrastaciones, a triangulaciones. Esto va transformando el conocimiento original y orientando
                 nuevas construcciones/ búsqueda de información, cada vez de un modo más focalizado, profundo
                 y condensado por el proceso de ‘saturación’ que se va generando (Achilli, 1994).

                        En  esta  perspectiva  de  análisis  el  investigador  no  aparece  como  un  agente  externo  al
                 problema  objeto  de  estudio,  sino  que  se  intenta  experimentar  la  realidad  tal  como  otros  la
                 experimentan, es decir, interpretar la forma en que los sujetos investigados le otorgan sentido a sus
                 acciones e interacciones. Ello implica que, “nada se da por sobreentendido”, sino que el investigador

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