Page 467 - LIBRO DE ACTAS-II-JORINVEDUC-2016
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En  un cuarto momento existe mayor confianza, porque las relaciones vinculares son más
               estrechas debido a un mayor acercamiento de los estudiantes a los docentes.
                      La aproximación al espacio de Tutoría es para hablar de las dificultades en el rendimiento
               académico, los trabajos prácticos y las situaciones particulares, problemas, el trabajo, la familia desde
               lo personal. Un estudiante comenta: “estudia aquí en la capital, pero es del Dpto. de Orán, la abuela
               está internada… y debe ausentarse a clase para visitarla…” (Estudiante de Didáctica II, 2015). Estas y
               otras situaciones condicionan el éxito en la continuidad de la materia.
                      De esta forma, el trabajo de orientación moviliza al sujeto y los empodera para reconocerse a
               sí mismo y valorarse.  En algún sentido, colabora en el proceso de formación emocional, la revisión
               de construcciones intersubjetivas internas. Por el que la mayoría que asiste a este espacio formativo
               logra avanzar en la materia con más seguridad, disposición, compromiso y autonomía.

                3-En busca de sentidos: una construcción personal.
                      El  trabajo  de  orientación  se  lleva  adelante  con  un  dispositivo  que  genera  diferentes
               estrategias para  sostener,  andamiar,  orientar  a  los  estudiantes durante  el  cursado de  la materia.
               Incluye  también  maneras  de  relacionarse,  comunicarse  y  posicionarse  frente  a  los  otros  y  a  los
               problemas  personales  de  los  sujetos.  El  andamiaje  es  en  el  plano  instrumental  e  intersubjetivo,
               incluyen sentimientos, la afectividad que los vincula y es vinculante con la motivación, el compromiso
               personal.  La  escucha,  la  reflexión,  la  autocrítica  constituyen  procesos  circulares  y personales de
               aceptación de sí mismo.
                      Es el sujeto quien decide qué hacer, cómo, para qué, por qué y no los docentes.
               Desde esta perspectiva, el andamiaje no es un marco fijo y rígido que todo lo prescribe y al cual hay
               que amoldarse, sino que implica un conjunto de orientaciones que se relacionan con las orientaciones
               que se predicen y se proyectan. El orientador es quien se implica para interpretar, comprender,
               captar y sostener el proceso que se genera con las acciones. La afectividad, la empatía genera un lazo
               de relación e inter-acción que escucha, valora al otro, comprende, dialoga. También, favorecer el
               desarrollo de la autoestima personal, al reconocer los logros personales y alentarlos en la mejora
               progresiva de las competencias.  Como diría, la autora Marina Müller: “Acompañar los procesos de
               aprendizaje de los alumnos. Esto incluye conocer acerca de los aprendizajes individuales, grupales, los
               procesos de aprendizajes sistemáticos y para-sistemáticos, como ocurre en las familias y en los medios
               de comunicación”. Müller, M. (1997).

               4-Procesos de decisión Profesional. Por qué decidimos hacer lo que hacemos.
                      En  el  trayecto  de  formación  vamos  construyendo,  de-construyendo  y  reconstruyendo
               procesos,  dependiendo  de  las  concepciones  personales,  teorías,  estructuras  de  formación  que
               adherimos  y sostenemos.   Esto  constituye  el  motor  que  nos  moviliza  en la  búsqueda  de  nuevas
               respuestas a nuevas situaciones que emergen en las prácticas cotidianas. Porque entendemos a la
               formación profesional como una construcción singular, dinámica y permanente. El autor Paulo Freire
               expresa que: “La práctica educativa es el compromiso con uno mismo y con el otro, con el mundo”.
               (Freire, P., 2001).
                      Entonces  como  docentes  no  solo  informamos,  sino  que  intentamos  formar  al  enseñar  a
               aprender, enseñar a pensar, transmitir valores éticos, sociales, cívicos, de promoción de la salud, de
               protección de la vida, entre otros. Para explorar lo que los estudiantes saben necesitamos partir de
               sus experiencias cotidianas, de sus contextos de significación, de lo inmediato, lo cercano y revestido
               de afectividad. De allí que los docentes ejercen una fuerte influencia en la motivación de los sujetos,
               no solo en la apropiación de los conocimientos. Desde esta perspectiva, Christopher Day, y Qing Gu
               destacan:  “Los  profesores  necesitan  que  su  vida  profesional  este  individualmente  motivada,
               relacionalmente  conectada  y  organizativamente  respaldada.  Su  compromiso  no  solo  implica  una
               combinación de trabajo emocional e intelectual” (Day, C. y Gu, Qing, 2012).

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