Page 101 - Viaje A Un Planeta Wu-Wei - Gabriel Bermudez Castillo
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Viaje a un plan eta Wu -Wei                               Gabri e l Berm údez Casti llo


               Durante  unos  segundos  permaneció  inmóvil,

            contemplando  fijamente  su  descubrimiento.  Apenas

            eran  visibles,  y  quizás  hubieran  podido  pasarle


            inadvertidos, de no ser por la atención que ahora iba

            poniendo  por  si  aparecía  algún  nuevo  pepino.  Pero


            eran  dos  huellas  paralelas,  de  unos  cuatro  dedos  de

            profundidad y unos veinte centímetros de anchura...

            que continuaban hacia ambos lados, perdiéndose en la


            lejanía.


               —Un carro —se dijo—. O algo parecido.


               ¿En qué dirección iba? Un atento examen le reveló

            que algunos guijarros, más o menos gruesos, habían

            sido apartados o hundidos en el terreno, debido a la


            marcha y pesadez del vehículo. Y viendo el tamaño de

            los  guijarros  dedujo  que  era  bastante  pesado,


            ciertamente, y además, que se movía con lentitud...


               Alguna de las piedras había sido arrastrada, trazando

            un surco; otras habían sido hundidas en el suelo, con


            una inclinación ligeramente oblicua. En una de éstas,

            la tierra se apelmazaba un poco en uno de sus lados,

            formando como un pequeño reborde, mientras que en


            el contrario quedaba una estrecha hendedura entre la

            superficie  de  la  piedra  y  el  terreno.  No  era  difícil

            deducir que el carromato, fuese lo que fuese, marchaba


            hacia el oeste... hacia el sol que se ponía.




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